Enfoque: Chris Ball, director general de Ball Family Farms
Artículo escrito por
Ruth LemonVicepresidenta de Operaciones
En la industria del cannabis, creemos que es importante abogar los unos por los otros, apoyar y celebrar los negocios inspiradores y ensalzar el trabajo de los demás. ¿Por qué? Porque ya estamos luchando contra un sistema federal poco amistoso y es nuestra responsabilidad trabajar en colaboración para mostrar el potencial y el poder del cannabis como medicina.
Un líder empresarial que está haciendo algo especial en el sector es Chris Ball, director general de Ball Family Farms. Ball Family Farms es la primera instalación comercial de cannabis integrada verticalmente y propiedad de minorías con sede en Los Ángeles, California.
Hablamos con Chris y aprendimos más sobre cómo se interesó por el cannabis y qué le inspiró para fundar Ball Family Farms.
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El nacimiento de Ball Family Farms
Para Chris, el cannabis era una parte normal de su vida. Nos dijo que tenía diez años cuando probó el cannabis por primera vez y que no había nada nuevo en ello.
Mi padre fumaba, así que para mí era normal. Después de cenar, mi padre sacaba su bandeja de cigarrillos de olor raro de debajo del sofá y mi madre se tomaba su copa de vino mientras veían la tele.
Este niño de diez años llegó a vender ocasionalmente cannabis durante su adolescencia, como forma de ganar suficiente dinero para cubrir los gastos de comida, libros, gasolina y alquiler mientras estudiaba en el colegio Mt. San Antonio, donde jugaba al fútbol. Esta muestra de espíritu emprendedor a una edad temprana fue una señal de lo que Chris llegaría a hacer más adelante en su vida.
Sin embargo, Chris nunca llegó a consumir cannabis. No era algo de lo que obtuviera placer o beneficio, pero reconocía su valor para los demás. Chris consiguió una beca de fútbol en Berkeley y dejó de traficar en ese momento, centrando su atención en mejorar su habilidad como jugador.
Tras graduarse en la universidad, Chris entrenó brevemente con los San Francisco 49ers de la NFL. Después jugó profesionalmente en la Liga Canadiense de Fútbol, y fue allí donde se interesó por primera vez por el cannabis como medicina. Por aquel entonces, el cannabis medicinal ya era legal en Canadá, y Chris se involucró en el sector.
Me picó el gusanillo del cultivo de cannabis. Canadá es donde experimenté por primera vez el cannabis desde la semilla hasta la venta. Al instante me enganché. Así que compré mi primer cultivo de 14 luces y quemé plantas durante un año seguido antes de conseguir por fin mi primera cosecha. La Proposición 215 me permitió vender producto aquí y allá para mantener mis facturas pagadas y las luces encendidas. Luego, en 2018, me enteré del programa de licencias de Equidad Social de Los Ángeles y nació Ball Family Farms.
Uso del cannabis para los atletas profesionales
Como ex futbolista profesional, Chris es un apasionado defensor del consumo de cannabis entre los atletas profesionales, pero a menudo se encuentra con resistencia en este ámbito. Chris tiene una respuesta para los escépticos:
Yo le preguntaría a esa persona si ha estado alguna vez en 75 accidentes de coche o en 75 peleas en tres horas. Y si no lo han hecho, les animaría a intentarlo. Entonces veríamos si mantienen la misma opinión. También les animaría a ver ‘Concussion”‘ y el documental de ESPN ’30 for 30’ sobre Junior Seau. Está en Netflix.
Para Chris, el cannabis es un medicamento valioso para los atletas, y la negativa de la industria a aceptarlo está costando vidas:
El cannabis podría haber salvado al 100% la vida de estos atletas. Por eso, cuando oigo a la gente decir que los atletas no deberían consumir cannabis, está claro que la educación en torno al cannabis aún no ha llegado. Y como activistas, tenemos que seguir enseñando.
Para muchos atletas en este momento, la única forma socialmente aceptable de tratar las lesiones y los dolores causados por sus trabajos físicamente exigentes es recurrir a los opiáceos. Incluso ante la epidemia de opiáceos, las pastillas siguen siendo más populares (y aceptadas) que el cannabis. Pero Chris es optimista y cree que esto cambiará con el tiempo:
Espero que veamos a más jugadores abandonar los opiáceos para lidiar con el dolor cotidiano y los dolores corporales y menos suicidios debidos a la ETC (Encefalopatía Traumática Crónica).
Construir un legado cannábico
Para Chris, su negocio es algo más que un proyecto pasional.
Quiero que mi historia inspire a otros POC, solicitantes de equidad social y operadores familiares a seguir su corazón y sus sueños hacia el emprendimiento cannábico. Si yo puedo hacerlo, ellos también pueden – si están dispuestos a dedicar sus 10 mil horas.
Pero siempre hay retos:
La industria a veces apesta porque todavía es muy inmadura. Todo es un blanco móvil en lo que respecta a las normas y reglamentos. Nadie tiene un plano para hacer esto con eficacia; todos estamos creando este proceso sobre la marcha.
Pero me apasiona ser CEO y fundador en el espacio del cannabis. He estado enamorado de esta planta desde que tenía 16 años. Y ahora tengo la oportunidad de ayudar a correr la cortina sobre la buena y vieja Mary Jane y mostrar a la gente lo beneficiosa que es. He creado un producto alternativo saludable que ayuda a la gente a tener una mejor calidad de vida. Esa es la sensación más increíble del mundo.
También es importante para Chris que está construyendo un proyecto que tiene sus raíces en la familia y que será dirigido por sus parientes como un negocio rentable para las generaciones venideras.
Trabajo en estrecha colaboración con mi familia; mi hermano menor Charles Ball es nuestro director financiero. Nuestro primo Mikey Ball es [el] director de las instalaciones. Y la miembro honoraria de la familia Ball, Ebony McGee-Andersen, es la directora de operaciones de BFF. Desde los primeros días tratando de asegurar una licencia de equidad social, hemos estado ahí – juntos – impulsando la equidad en el espacio y construyendo riqueza generacional para mi familia.
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